¿Qué es la ansiedad?
Si le preguntamos a cien personas lo que es para ellas la ansiedad, tendremos cien definiciones diferentes. Cada uno de nosotros tiene una experiencia diferente de ansiedad y es que, por lo general, la ansiedad es una activación de nuestro sistema nervioso similar a la que tendríamos cuando se acerca un peligro, pero sin identificar qué es lo que la está causando.
Como cada persona se enfrenta a los problemas de una manera distinta, cada uno de nosotros experimenta unos síntomas ligados a la ansiedad. Hay personas que no duermen o se despiertan por las noches sin poder retomar el sueño, o no descansan o padecen de bruxismo. Irán a terapia quejándose de insomnio.
Otras sentirán que están todo el día irritables y que les molestan cosas que aparentemente no son importantes. Se pelearán con sus seres queridos sin motivo aparente, o serán más susceptibles a pequeños cambios que antes toleraban bien.
También habrá algunos que sufran de migrañas o de dolores en la espalda y que no acudan a un psicólogo, sino que le digan al médico de cabecera que no entienden de donde proceden estas dolencias.
Ya entraremos más adelante en estos tipos de problemas, pero de momento nos sirve para ejemplificar que, aparte de los síntomas más prototípicos, como puede ser la respiración agitada, las pulsaciones más elevadas de la cuenta, etc., existen muchos cuadros de ansiedad posibles y cada uno de ellos llega a terapia con una demanda distinta.
¿Cuál es la causa de la ansiedad?
Si tengo dudas sobre si mi caso es un problema de ansiedad o no, la pregunta que me puedo hacer es: ¿siento que estoy más acelerado de la cuenta? No necesariamente el cuerpo, puede ser la mente, pero uno de los signos que nos indican que hay un problema de ansiedad es la sensación de intranquilidad constante. Cada persona afrontará esta intranquilidad de manera distinta, habrá quien fume, habrá quien no deje de salir de casa para no estar solo, o quien le de vueltas y vueltas al mismo asunto sin encontrar una solución. Pero el factor común, la intranquilidad, la falta de calma, nos indica que existe un problema relacionado con esto.
No debemos confundir la ansiedad con el estrés. El estrés es una sobrecarga asociada a un fenómeno concreto que las personas pueden identificar y que no les genera malestar más allá des asociado directamente. La gente identifica qué causa el estrés, pero normalmente, uno de los factores comunes de la ansiedad es que no podemos ver el causante y acudimos a terapia a trabajar aspectos distintos de la vida y eso queda apartado a no ser que se busque bien.
Esto es lo que convierte la ansiedad en algo que limita tanto la vida de la gente. Se extiende y se expande.
Entra en otras áreas de la vida sin darnos cuenta, nos genera miedos que antes no teníamos, nos hace pensar que algo puede ir mal cuando antes no veíamos la vida con esos ojos.
Al tratarse de una sensación corporal desagradable, el cerebro se convierte en especialista en evitarla y no en afrontarla, de manera que cada vez somos más sensibles a las sensaciones y evitamos situaciones de menor activación. En los casos más graves llegando incluso a la agorafobia o necesidad de permanecer siempre en espacios donde se siente control o capacidad de encontrar seguridad, con personas que terminan por no salir de su casa.
Pero no nos asustemos. Esto solo pasa en las personas que no identifican lo que les sucede y no son capaces de pedir ayuda. Antes era un problema porque había que salir al exterior a buscar ayuda y afrontar cosas que no parecían afrontables. Gracias a los servicios de terapia online ya no es un problema.